EROS

EROS
En la mitología griega, Eros (en griego antiguo Ἔρως) era el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad. En algunos mitos era hijo de Afrodita y Ares, pero según El banquete de Platón fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto explicaba los diferentes aspectos del amor.

EN TODO EL UNIVERSO EROS ESTÀ PRESENTE.

viernes, 16 de noviembre de 2012







PRIMAVERA MORENA LITERATURA ERÓTICA

El inicio de una historia de amantes.


Publicaba  con cierta frecuencia, poemas de contenido erótico en  un blog que para el efecto había creado en el Internet, el espacio literario, que flotaba, en el universo, era material ardiente accesible a cualquier persona, que quisiera pasar unos minutos o algunas horas, leyendo letras sensuales, subidas de tono, que sin llegar a ser vulgares,  comunicaban,  tocaban,  accionaban los sentidos, hasta el punto de ebullición, tanto más cuanto que entre poema y poema, el autor había intercalado imágenes que coincidían con el texto de los  versos más provocadores, lo que  de alguna manera, incorporaba vida a las palabras, y lograba activar  en el lector la imaginación a grados superiores, a  niveles de no retorno por la vía del olvido,  a sofocos que podían solamente ser amainados, desde las urgencias que se aplacan con caricias propias, o de las que se recibe de piel ajena, cercana, oportuna, cómplice.

Ella una morena, más bien alta, de cabello negro,  guapa, más que bonita, frisaba los treinta,  de labios sensuales, senos turgentes, caderas modélicas, potentes, y sonrisa audaz, calculadora, sensual, aplicada a las intenciones siempre dobles, mantenía la vista, la mente y las piernas cruzadas, fijas, en los versos, que describían los actos de una mujer sola, tocándose frente al espejo,  desnuda en todas partes, menos en el la zona de su sexo y de sus nalgas, cubiertas con un mínimo tanga. La lectora, en el poema se veía,  ella estaba frente a un espejo, y el tanga, penetraba su cuerpo por delante y por detrás, era cuestión de seguir leyendo, los ojos cumplían, las manos también, el  tanga sobraba. La música que del computador se escuchaba, iba perdiendo fuerza, el concierto de gemidos había comenzado, ella había empezado a reconocerse entre los muslos,  pidiendo al tiempo, cita con el poeta, que la transportaba a la felicidad cortísima del orgasmo, que ya se diluía descendiendo laderas debajo de sus inquietos muslos...
siguenos...

OSWALDO PAZ Y MIÑO J
VOCEADOR DE LECTURAS
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